Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

sábado, 31 de agosto de 2013

No te supe perder, de Salvador Navarro (Reseña nº 545)



Salvador Navarro

No te supe perder

Editorial Guadalturia, 2010



El escritor italiano Giovanni Papini (Ildiavolo) dijo: «Hay quien tiene el deseo de amor, pero no la capacidad de amar». 


La imposibilidad de algunas personas para superar las carencias afectivas de su pasado, repitiendo los esquemas emocionales que caracterizaron sus primeras relaciones, tanto familiares como de pareja, y que acaban derivando enun círculo vicioso de autocompasión, remordimiento, soledad y, sobre todo, violencia es el principal eje temático de «No te supe perder». 


Salvador Navarro deleita al lector con un sólido retrato sobre la violencia de género, aunque prescindiendo de aquellas escenas con las que suele asociarse el maltrato. Por el contrario, el autor prefiere centrarnuestra atención en las consecuencias derivadas de esa incapacidad que sufren sus personajes para amar. 


De esta forma, «No te supe perder»narra la complejidad de las relaciones entre un grupo de personas que, en realidad, se encuentran solos ante las adversidades de sus respectivas vidas. A pesar de los lazos familiares o de amistad que los mantiene en apariencia unidos, la exhibición pública de esos sentimientos es, en realidad, una mera representación necesaria para convivir en sociedad. Una subsistencia basada en constantes mentiras y autoengaños, un guion perfeccionado con los años que termina por representarse en cualquier escenario y ante todo clase de públicos, siempre que muestren predisposición a creer nuestra versión de la historia como si fuese la única verdad.


En este sentido, el autor utiliza una inteligente metáfora con la obra «Cranoterapias», una representación teatral alternativa que protagonizan algunos de sus personajes y refleja la evolución de sus conflictos a través de la puesta en escena. Sin embargo, el problema radica en que el espectáculo continúa incluso tras la caída del telón.


A fin de reforzar esta percepción, Salvador Navarro divide la novela en una serie de actos en los que se concede mayor protagonismo a un personaje concreto. Esta forma de estructurarla permite ir conociéndolos de forma progresiva, sin excederse en detallesa fin de conservar lasincógnitas que envuelven a cada uno.


Por esta razón, la mayoría de las escenas se suceden en espacios públicos, principalmente restaurantes y bares existentes en la capital andaluza que convierten la novela es una magnífica guía gastronómica de la ciudad, que condicionan la intimidad de esos encuentros. Es más, cuando se desarrollan en la privacidad del hogar comprobamos que las relaciones entre ellos se deben más a la circunstancia de compartir un espacio común, en lugar de la afectividad que fingen sentir hacia los demás. Por ejemplo, el distanciamiento entre Lucía y su hijo o la decisión de El pirata de independizarse después de trasgredir los límites de su relación con Gloria. No obstante, el mejor referente es la amistad entre Yann y Marga que acaban desarrollando una dependencia mutua de la otra persona, especialmente el primero y que acaba derivando en el trágico final que siempre caracteriza a este tipo de historias, ocupando los titulares en la sección de sucesos de los periódicos y telediarios. Es decir, sus relaciones derivan de una necesidad que ellos mismos se niegan a reconocer, porque demostraría su vulnerabilidad y acabarían por convertirse nuevamente en víctimas.


Sin embargo, el escritor sevillano no los cataloga directamente, sino que nuestra percepción se ve alterada conforme profundizamos en su pasado y se nos descubren la clave de su comportamiento actual. Salvador Navarro concibe un conjunto de personajes realmente atractivos por su realismo. La crisis de madurez de Lucía que deriva en su adicción por el alcohol y una profunda infelicidad; la falta de seguridad personal de Gloria que prefiere vivir a través de los demás; el amor no correspondido de Rocco; el miedo de El pirata a establecer lazos afectivos que pudieran limitar su libertad; etc.


La parcialidad de la información que nos proporciona el autor  acaba condicionando el ritmo narrativo, en ocasiones demasiado pausado sobre todo cuando comprobamos que los personajes apenas han experimentado cambios en el amplio período que abarca la novela. Por otro lado, existen contantes reiteraciones en algunos fragmentosque no contribuyen a que la historia avance, sino todo lo contrario. De ahí que las últimas ochenta o cien hojasresulten precipitadas cuando todavía quedan demasiados conflictos anteriores sin resolver, e incluso llegándose a plantear algunos nuevos.

Finalmente, aunque la prosa de Salvador Navarro es magnífica resta naturalidad a la historia, sobre todo en los diálogos. La mayoría de las escenas tendrían que haberse descrito en un tono más coloquial, pues la excesiva formalidad en la que son narradas acaba resultando contradictoria. Si bien, puede interpretarse como un recurso del autor para resaltar la artificialidad de las relaciones entre sus personajes.

El conjunto de estos rasgos hace que «No te supe perder» nos ofrezca una visión diferente sobre la violencia de género a través de una novela coral donde la violencia no se ejerce por medio de insultos, gritos o palizas. Al contrario, el dolor es infringido a través de la indiferencia hacia los sentimientos ajenos, procurando que siempre prevalezcan los propios al mostrarnos como víctimas en una situación en la que realmente ejercemos de verdugos. Al fin y al cabo, Lucía Extebarria consiguió resumirlo en las siguientes palabras: «Alguien que ama no insulta ni maltrata».



Mari Carmen Horcas

viernes, 30 de agosto de 2013

63 claves para escribir buenos microrrelatos, de VV.AA. (Reseña nº 544)



VV.AA.
63 claves para escribir buenos microrrelatos  (Antología del I concurso internacional Mundopalabras de microrrelatos)
Editorial El desván de las palabras, 2012

El delgado volumen que nos ocupa está integrado por tres microrrelatos ganadores, quince finalistas y cuarenta y cinco seleccionados que participaron en el primer concurso que realizó Mundopalabras, la joven empresa que promueve nuevos valores literarios y ofrece servicios a escritores, editoriales y promoción a través de su plataforma virtual. En total, conforman el libro 63 pequeñas piezas narrativas de distintos autores  con enfoques y temáticas dispares que bien pueden servir para rastrear las más elocuentes formas de abordar el microrrelatos. Y por supuesto, también son un excelente tentempié para ser degustado a cualquier momento y lugar. De todos los puntos del mundo hispanohablante, pero con especial intensidad desde España, provienen estas 63 historias. Las hay divertidas, tiernas, misteriosas y sorpresivas. Sentimentales, fantásticas y líricas. Porque el microrrelato es un  innovador género, que a pesar de su brevedad, y de sus consecuentes limitaciones es capaz de funcionar como un catalizador de energía y dispersar brillantes ideas, extraordinarios giros y argumentos de un calado importante. El calambur, los juegos de palabras y de sentido son muy frecuentes en esta modalidad de narración tan en boga en los últimos años. Desde la contundente oración hasta los dos párrafos, en un juego de equilibrio y perfeccionismo, debe el escritor de microrrelatos hacer explotar todos sus artificios. El lenguaje, es en este sentido, el elemento más importante del artefacto narrativo. De hecho, no son pocos los autores que se aproximan a la prosa poética para embellecer o dotar de simbolismo el texto y así poder ir un poco más allá  de las barreras que el propio texto impone.

Además, en cada página y acompañando al minicuento, se ofrece un pequeño consejo o clave para escribir microrrelatos. Desde los más técnicos (uso del diccionario, búsqueda de temas, formas de explotar el lenguaje, aproximación a las técnicas poéticas, extensión/ condensación) hasta los más peregrinos (leer a Max Aub o a Monterroso o seguir los consejos de Cortázar y el rastro de las greguerías de Gómez de la Serna). 

En definitiva al leer estos cuentos brevísimos junto a las consignas uno llega a la conclusión de que todo es posible en el noble arte de contar historias. Todo vale, mientras seamos capaces de hacer vibrar, con pocas, muy pocas, palabras, a nuestros lectores. Si quiere leer unos variados, interesantes y bien seleccionados microrrelatos de autores poco o nada conocidos no dude en adquirir esta antología. Si quiere recibir algunos consejos sobre la escritura de microrrelatos de un modo distendido y lejos de academicismos rigurosos también tiene motivos para hacerse con este pequeño libro.

Pedro Pujante

jueves, 29 de agosto de 2013

Algunos poetas



ALGUNOS poetas escriben

creyendo que su soledad es compartida.


Otros porque piensan que su voz

es la voz de los que sufren,

de los que no saben hablar o no pueden hacerlo.


Los más se atreven a escribir sobre el Amor

sin haber amado nunca.

Y empachan de pasión

esos amores que siempre soñaron

y que no tuvieron nunca.


Incluso los hay que se pierden en vocablos,

ridículos pleonasmos,

epítetos absurdos,

redundancias mil veces redundantes.

Y ensucian las palabras

derramando sin sentido sobre lo que ya tiene sentido.

¡Y nadie les entiende!.


Algunos son poetas de salón,

poetas sumergidos

en las aguas siempre gélidas del éxito,

del éxito que efímero les da

el haber ganado un premio.

Poetas que se bañan

en las vanidosas aguas

de ver sus escritos viajando en Internet:

versos olvidados descansando

en foros literarios que ya nadie visita.


Hay poetas que cuando el compromiso y la verdad

incansables llaman a sus puertas

acaban por mirar hacia otro lado.


Poetas que enmarcan la poesía

con títulos que decoran

las paredes blanquecinas de un despacho.


Poetas que se pierden

en noches siempre oscuras

esperando que una musa

con forma de bombilla

por fin les ilumine.

Y a oscuras... siguen esperando.


He leído versos aburridos,

poemas que despliegan horizontes,

que tropiezan

y acaban desplomándose en el suelo.


Y mientras mis poemas,

perfumados muchas veces de espejismos

y otras tantas de ilusiones,

esperan en silencio

que el tiempo los rescate

de ese olvido tantas veces olvidado,

que huérfanos de sueños

alguien los adopte como suyos.


Versos incompletos,

dislocados,

repartidos,

versos infectados de esperanza,

preñados de futuros,

insomnes de pasiones,

compartidos,

inmortales,

para siempre.


Pero Bécquer solo hay uno.

Amado Storni

Una historia real

Esta noche es de esas sin poemas, una noche de sentirme y expulsarme y serenarme, ésta será una noche de comas mal colocadas, frases necesariamente largas y revelaciones tan ciertas como la mentira. Esta noche de puntos colocados al caos y colocados azares por puro placer, me propongo contar una historia repleta de verdades y descubrimientos, una historia que me quiso de protagonista y que eligió la noche de ayer para perpetrarse, rondando las tres y veinte de la madrugada...
Resulta que me desperté, o fui despertado, por el sonido de un piano, interpretando un pieza que alabé de tan hermosa, casi más que a la vida, pensé -henchido por la melodía- que la canción era perfecta para cortarme las venas y morir lento, olvidado del mundo que yo mismo he vendido, poco a poco, en trozos indescriptiblemente dolorosos...y también pensé que era perfecta para pasear desnudo por el jardín, en esa noche de primavera, ya cálida, que abrigaba desde hacía una semana al césped, dándole la suavidad y el tacto de la espuma y los rayos de luna,
Salí, pisé la hierba confortable y la luz plateada sirvió de guía a mis pies, al primer paso, cuando apenas habían tenido tiempo a saludarse mis dedos y la verde manta, surgió una flor entre las briznas, suspiré encantado, y de mi suspiro dos mariposas azules se formaron, y bailaron como hadas coloreadas por un viento amante,y ¿ podréis creerlo? Comprendí que la vida es amor y nada más. En ese instante, sin saber por qué ni de qué modo...
Comprendí todo lo que había leído, todos mis sueños, todo deseo y todo miedo. Y os diré que más ocurrió, pues sorprendido y con los ojos más abiertos que dos lunas excitadas, con la sonrisa nueva al saberme, de pronto, más que un hombre o un pensamiento, más que un sol despierto o una lila recién nacida...¡supe que era una palabra! Y al concebirlo y tomar conciencia de la grandeza y la enormidad de mi tarea, quise probar mis poderes, entender cuánto me rodeaba, lo que insufla hálito incluso a algunas piedras, y abrí mi boca para hablar, y hablé...
Surgió de mi garganta una palabra que no esperaba; "gitano"
Curiosa palabra. Gitano. ¡Gitano!
¿Sabéis que ocurrió?
La palabra cobró vida, expandiéndose y creciendo, hinchándose de cacerolas de cobre y de estaño, de aires de retamas y jaras, se infló con lunas y con sangre de honores y de duelos, con palabras dadas hasta la misma muerte, con sonrisas de primos y con todo el coraje y el duende de una raza valiente...
Pude ver a Lorca soplando dentro de la palabra toda su garra, toda la eternidad y el tronío, empequeñeciendo tanto a quienes soplaban racismo y cinismo dentro que fueron absorbidos por la gravedad de su ignorancia...
¡Oh! Amigos...qué cosas tan heréticas y bellas admiré desnudo paseando con las gotas del piano en mi cabeza y unas hojas afiladas cercando mis muñecas...qué maravillas descubrí dentro de todas las palabras del universo, que pude decir todas a un tiempo, en lo que dura la vida de un planeta...
Quizás penséis que estaba soñando...¿imagináis que todo es inventado porque soy un poeta?
Quizás penséis que estaba drogado...¿imagináis que todo es inventado porque estaba drogado?
Quizás soñéis que estáis despiertos...¿imagináis que todo es inventado por que no lo soñáis?
Sólo quería, esta noche sin piano, revelaros este secreto tan poderoso, ¡nada de versos! tan sólo algo de prosa cierta, tanto o más que el mismo olvido...esta noche de palabras huecas, me convenzo de lo que soy y no de lo que tengo.
Esta noche si escuchas un piano, sal a bailar con las gotas de rocío...


Adal Márquez Hernández