Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

viernes, 10 de enero de 2014

Alma, de Javier Moreno (Reseña nº 591)



Javier Moreno
Alma
Lengua de trapo, 2011

Leí hace poco 2020 (Lengua de Trapo, 2013), también de Javier Moreno (Murcia, 1973) y me pareció una obra más que sobresaliente. Una novela decididamente original en la que el manejo de los  símbolos era su plato fuerte. Por eso me decidí a volver a leer algo de este escritor murciano del cual, desde ya, me considero acólito de su secreta secta de seguidores. Acabo de terminar Alma y creo que es uno de los libros más intensos que jamás han caído en mis manos.

¿Qué es Alma? Es un no-libro, es una no-novela,  es un artefacto que huye despavorido de lo convencional, es un monólogo, es un catálogo de lúcidos pensamientos, es una reflexión sincera y descarnada, es una parábola del interior desbordante de un escritor inquieto, urgente que, como un virus rabioso, acaba por infectar a quien lo lee. Alma es un ‘relato’ que desdeña el propio argumento como sostén literario. En varias ocasiones llegamos a leer que lo que menos le interesa a su narrador, (posiblemente Javier Moreno) es la trama de un libro. Y ciertamente, este libro esconde una trama física para deslizarse por una geografía  mental y luminosa pero escabrosa en la que la voz narrativa deambula errática, pero a un ritmo endiabladamente intuitivo y voraz.

El narrador, en un arranque de honestidad y brillantez, nos da cuenta de todo lo que pasa por su mente. Hace un recorrido por recuerdos, pensamientos, ideas, fantasmas personales y vitales y nos muestra los más recónditos escondrijos de  su Alma. 

Pero, en una especie de juego, también nos presenta a una pareja de personajes –Eduardo, joven anodino, y María, hermosa mujer que ha perdido el don de la fotogenia- transitando al fondo del libro como seres secundarios, como extras que se hallan al margen de esta no-historia de estirpe metaficcional. También, para rizar más el rizo de la no-narración, Dios será invitado y se erigirá como actor de reparto en la trama que Javier Moreno ha ideado con tanta maestría. 

Hay libros que impresionan por su singular fuerza. Este va más allá de cualquier expectativa. Sus 140 páginas se nutren de ideas y apuntes que cualquier otro escritor podría haber aprovechado para pergeñar una veintena de libros. No exagero. La inteligencia, la intuición literaria  y la capacidad para atrapar aforismos e instantáneas  afilados es un don que Moreno posee. Quizá porque nació un 26 de agosto como Cortázar y como Teresa de Calcuta, aúna esa habilidad para el lenguaje del argentino y cierta santidad  mística que lo convierten en un demiurgo de la literatura actual.

He intentado tomar notas de este libro de un modo natural. Me ha resultado imposible. El libro está compuesto por un sinfín de impresiones de una elocuencia que no permiten desestimarlas. Tal vez convendría subrayar, para acabar antes, lo que no es relevante, que es bien poco.

Comenté en las redes que pretendía devorar el ‘Alma’ de Javier Moreno en un arrebatado acto de canibalismo literario. Guardo en mi despensa este libro para repetir mi celebración caníbal de la literatura cada cierto tiempo. Porque este libro no se agota ni en una ni en dos lecturas. Hay que releerlo y reconocer que es uno de los mejores libros que se han escrito en los últimos tiempos.

Pedro Pujante

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