Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

lunes, 30 de junio de 2014

Selección poética de Enrique Fernando Arauz Flores



La vida pasa al revés
La vida pasa al revés, entre luces
lejanas de un futuro que la mugre
distorsiona a través de pulgas
que insaciables me dan las gracias
a la hora de cenar.

Entonces transparentes las mazorcas
buscan el rastro de sus granos. Hambre
que evito al celebrar con el vacío
sabor del último suspiro
que dejaron endebles
tortillas agrietadas y verdosas,
que olvidó la última semana.

Entre tanto con hambre a cuestas
y las hojas del sueño
saltando en las mochilas de los párpados
veo en el sanitario papel seres
que sonríen, si bien a bien no sé
porque, quizás las letras que en mis ojos
bailan puedan decirme algo
aunque la radio aclara e informa
que mañana también
yo sonreiré...

Pues escucho que falta poco para
que el bienestar, caliente la ración
de piedras que nos toca
en la olla de su olvido,
apretadas burbujas que se cierran
alrededor del cuello de esta cárcel
mal llamada igualdad...



Si quiere saber
Si quiere saber
como vivo... Venga
deje las palabras, tape su nariz,
acérquese, esboce algo parecido
a una mueca, pise con cuidado, aquí
sólo hay baches, mierda, dolor, hambre, sed...
Sed de libertad
sed de agua potable
sed de una esperanza
sed de luz, de un poco
de sol o más bien
sed de amor que al sueño de cobijo y que
caliente a la fe
que en mi alma de nube
habita, en fin sed de sentirle cerca,
fraternal, unido a nuestro común
sino.

No tema está entre
hermanos ¿Lo sabe verdad? O la doble
moral de vivir a costa de nuestro
sudor y después voltear a otro
lado, es su manera de pasar ¿ Y esto
sólo lo hace para pararse el cuello?
No tiemble, esta daga es para que sepa
lo que simplemente es: Una moraleja...
Básico lenguaje o si usted así
lo interpreta simple precaución, hay gente
que harta de estar harta busca en un bolsillo
forastero un poco de suave esperanza.

Camine y observe que esta sed es mía
pero no confunda también es de usted
¿O es qué no percibe cómo quema el trago
dulzón y farsante de grises promesas
que usted con hipócrita sonrisa ofreció?

Espiral lenguaje que al alma deforma,
y asfixia al espíritu con su ácida lluvia
que lava la insomne boca del destino
¡Qué es suyo!... ¡Qué es mío!...



Violadas palomas
Llevamos cenizas que al aire
hieren, tierra gris sin relieve,
doloroso cauce del alma
herida, despierta memoria
vestida de vanas promesas
que cada mañana transforman
en vidrio a los pianos, la sangre
los mares, la sed de justicia
todo convertido en esquinas
que a ninguna vuelta recuerdan
permutando en cruces y en puños
el hambre que a diario en mis hijos
amanece.

Ramas de astillados silencios
que oscuros golpean su rabia
al leer que el mar de los sueños
llora torturado al sentirse
derrotado y solo ante el dulce
frío de incendiadas espigas
que un dócil rebaño de ovejas
a ciegas rastrea entre ebrios
campos de cordura buscando
la segura voz que un mendrugo
de pan
les da...

Sobre esa lechosa e inodora
realidad el vuelo de luces
distantes reflejan espejos
tiernos, develando la tierra
que nunca tendremos y el llanto
roto de un puñado de bocas,
(desdentada lluvia cayendo
sobre las encías del tiempo)
pálidas cenizas hoy brotan
de paredes vientos y frutos
de barro, que un niño sin tierra
amasa en el nido del hambre
al despertar solo y sin nubes
entre amoratadas mañanas
llenas de violadas palomas...



El duelo
Dos soberbios políticos a duelo se retaron, poniendo su esqueleto
de por medio y también su nombre virtuoso y bendecido
por la perpetua suerte de no haber tenido nunca una conciencia
a la cual silenciar.

Prepararon espléndidas palabras llenas de bruma y fuego,
con sumo cuidado ante su exaltada sombra, estos pensadores
henchidos de húmedas maderas y con dulce zozobra
aglutinaron una gran cantidad de personas en torno suyo como broncas lágrimas
surgidas de la bruma vegetal de una tristeza abandonada,
entre el gentío había pobres y algunos zopilotes esperando
la hora de la verdad como el hambriento espera restos de comida
buscando entre las tapas entreabiertas de la basura.

Con los sabios relojes aguardando, los humildes miraban al macizo
silencio que en lo alto custodiaba las sábanas de aquellos dos hermanos,
las aves sigilosas entre tanto sin mojarse con la roja saliva
de ingenuos y curiosos observaban a las personas que atrevidas
aun con el sol oscuro iluminando sus voces todavía abrían
las eternas ventanas de sus nubes al júbilo.

En lejanía una moneda caía sobre terrenales almas
y así la diminuta pero recia oligarquía desde su balcón los hilos de la trama
movía, sepultando entre las sombras sus ácidas, rastreras marcas.

Mientras sus marionetas exhibían sus dotes de serpientes
apuntando a la veta de ajenos corazones,
entre hilos de tristeza se pudrían los sueños derramados del pasado,
el sudor de los besos y una luna raída en forma de bandera...

Expectantes la gente con su brisa seca y una fugaz llovizna en su memoria palpitante
de insomnios llena, un poco de futuro les pedía, ellos embriagados
por la ancestral miseria y la neblina de su anémica sangre por delante
humedecían con silencios las frágiles mentiras
que de sus bocas sin reparo salían como hormigas envolviendo
al corazón del mundo
revistiendo a los mares
de soledad...

Entonces resonaron en el aire desvestidos agravios en la lengua
giratoria de dos turbios profetas
que al pueblo defendían, circulares palabras
rodando fatigadas, horadando el contorno de nuestra calma,
llamaradas de inmóviles balas que traspasaron los jirones
de niebla que en su alforja la empobrecida muchedumbre
llevaba...

¡Matando los pañuelos blancos
de irredentas campanas!

(Este poema está inspirado en una anécdota sucedida en el México revolucionario, cuando dos candidatos –ambos Generales Revolucionarios- a gobernador del estado de Tamaulipas, no aceptaron su derrota y entonces se batieron a duelo en Chapultepec, sin dañarse ellos pero lesionando a varios espectadores, por lo que ambos fueron aprehendidos, siendo liberados al poco tiempo, al final uno de ellos se sublevó violentamente, posteriormente al ser derrotado fue nombrado Embajador en Guatemala)



 

Enrique Fernando Arauz Flores, nació en Guadalajara Jalisco, México en 1957. Médico de profesión, escribe desde los 18 años, ha cursado varios talleres de poesía, hasta el momento tiene cinco poemarios inéditos y trabaja en el sexto poemario “Antorchas de Viento”, varios de sus poemas han sido publicados en varias Revistas Españolas, además este año verán la luz algunos de sus poemas en dos antologías. Radica en Puerto Vallarta Jalisco.



domingo, 29 de junio de 2014

Las crónicas nemedias, de Francisco Calderón (Reseña nº 665)

Francisco Calderón
Las crónicas nemedias
Dolmen publicaciones, 2008

Regreso a Howard muy a menudo, pero aún así, menos de lo que debería para disfrutar de una literatura que es pura diversión.

Conan, Kull, Red Sonja, Solomon Kane, Red Sonya de Rogatine, Valeria, Bran Mak Morn, Esaú Cairn, Cormac... son casi interminables sus personajes (eso sin citar a otros que siempre estarán también relacionados con él, como Thoth-Amón, Thulsa Doom, y tantos otros malignos hechiceros): fantasía heróica, aventuras en los tiempos de Elizabeth I, en la Venecia acosada por los turcos, en el lejano oeste, en los interminables mares, bajo la tierra, en los momentos de la invasión romana de Inglaterra... Y todo con esa especial forma de narrar que hace inconfundible un relato escrito por Robert E. Howard.

Francisco Calderón decidió convertirse en el cronista de estos héroes y, por extensión, de Howard y su obra.

Eso es lo que nos encontramos en este volumen, con la peculiaridad de que lo referente a Conan ya fue suficientemente contado, narrado, en su anterior "Conan, biografía de una leyenda". Por tanto en este volumen nos contará el Conan del universo Dark Horse y aprovechando al final para unas fe de erratas de su anterior trabajo cronológico.

Ha sido un placer leer estas Crónicas, introducidas por mi buen amigo Andrés Díaz, y disfrutar de la cronología de los cómics dedicados a los diferentes personajes howardianos.

Ahora, cuando regrese a ellos, a los de Conan, a los de La Espada Salvaje, a los de Red Sonja, a los de Rey Conan, a los de Kull... seguro que los miro de otra forma y, sin lugar a dudas, en otro orden.

Las Crónicas Nemedias pasan a formar parte de mi biblioteca particular relacionada con la obra de Robert E. Howard, sólo tengo que agradecerle a Francisco Calderón su trabajo.

Francisco Javier Illán Vivas

El último Bernal, de Dolores Leis Parra (Reseña nº 664)



Dolores Leis Parra
El último Bernal
Círculo Rojo Editorial – 2013

Los amores no correspondidos, las dudas y los secretos, la distinción de la clase social… todos estos elementos se dan cita a lo largo de las casi setecientas páginas que componen El último Bernal

Ubicada a finales del siglo XIX, la historia se desarrolla en un pequeño rincón andaluz tapizado de verdes olivares. A través de una cómoda lectura somos testigos de los acontecimientos que se desarrollan alrededor de Jimena Martínez del Rosal, joven rebelde que no escatima ninguna ocasión para mostrar el malestar que le produce la separación del que fuera su ambiente, en la capital española, para recluirla en lo que considera una especie de cautiverio. En esa reclusión ve pasar las horas en medio del tedio sin más aliciente que los paseos hasta una pequeña cala. Será Luisa, la esposa de su padre, quien pacientemente habrá de afrontar los arrebatos de la joven en aquellos momentos de mayor resentimiento.

Con la llegada de un reducido grupo de ciudadanos británicos a quienes acompaña la señorita Tamara, la vida de Jimena recuperará algo de la distracción que abandonara en su casa de Madrid. No obstante, lo que le depara el destino no será precisamente tiempo de ocio y diversión del brazo de un entusiasta enamorado. Deberá sufrir una inesperada transformación que la convertirá en mujer libre e independiente económicamente; algo inconcebible en la época. 

En el transcurso de esa transformación, tendrá que despejar las dudas que la asaltan desde que escuchara, involuntariamente, una conversación en la casa principal del cortijo La Bernalesa. Será precisamente el dueño del cortijo, Emiliano Bernal, amigo personal de Estefanía Sandoval, madre de Jimena, un personaje clave en esa transformación en la que la joven se desprenderá de su carácter de niña consentida y obstinada y se convertirá en mujer íntegra y dueña de sí misma, capaz de sacar adelante su legado sin recurrir a la potestad de un marido que gestione sus bienes y su vida… 

La autora se muestra parca en descripciones innecesarias y presenta una novela muy bien hilvanada, para la que emplea un lenguaje sofisticado a la vez que un particular modo narrativo, en el que intervienen, a lo largo de la obra, algunas secuencias a modo de confidencialidad entre narrador y lector que intensifican la labor narrativa y genera un vínculo entre ambos.

Personalmente no sabría clasificar la historia, pues no es de amor aunque éste está presente a lo largo de la trama. Tampoco es una historia sobre el ámbito rural a pesar de que se desarrolla en un núcleo rural, cuyo nombre desconocemos, lo único que se nos indica es que no está muy lejos de Sevilla; no se trata de una saga familiar a pesar del volumen de páginas ni tampoco de una historia donde el tema principal sea el papel reivindicativo de la libertad de la mujer… 

Me parece una obra con un buen nivel de cohesión y adecuación en su estructura y me resulta simpática esa particularidad en el estilo narrativo que no solo se pone de manifiesto a través de lo sofisticado del léxico empleado, acorde a la época en la que se desarrolla los hechos, sino también en esas espontáneas aportaciones internarrativas. 

Actualmente Dolores Leis Parra sigue trabajando concienzudamente y ganando premios, como así lo atestigua el primero de los certámenes literarios organizado por Acantilados de Papel. Está también muy involucrada en la Asociación Letras Vivas (Rivas-vaciamadrid) donde colabora muy activamente.

Para finalizar este comentario y siguiendo con mi costumbre de entresacar algunas líneas de los trabajos que comento, me permito transcribir aquellas que me merecieron especial atención: […] me enseñó que hay amor después del amor […], confesión que la autora pone en boca de Darío Martínez del Rosal en alusión a la relación con su segunda esposa. […] Fomentar el ego con falsas palabras, a la larga es más doloroso.[…], sentimiento expresado por la propia protagonista, Jimena Martínez del Rosal y Sandoval.

Lola Estal