Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

viernes, 30 de diciembre de 2016

El chulla Romero y Flores, de Jorge Icaza (Reseña nº 797)

Jorge Icaza
El chulla Romero y Flores
Drácena Ediciones, 2016

El chulla Romero y Flores fue publicado en 1958, y traído a la actualidad por Drácena Ediciones al considerarlo «una de las novelas claves de las letras hispanas en el siglo XX».

Es una novela de picaresca, pero también de profunda denuncia social de lo que el autor vivió hace sesenta años, que el prologuista, Miguel Sánchez-Ortiz, dice que está muy lejos de desaparecer: la marginación del indígena originario.

El protagonista, que nos lo define el autor nada más aparecer, es alguien que se debate entre el ser y el parecer, con esos apellidos rimbombantes, pero que como mestizo de india y blanco (es decir, cholo), es un personaje incrustado en la tradición literaria hispana, como decía al principio, en la picaresca. Es un pícaro que aparenta, en una ciudad, Quito, de mediados del siglo pasado, donde el autor nos introduce en sus costumbres, en sus tonos, en sus colores, incluso en sus olores.

Veremos como el personaje vive con su vergüenza, la sangre indígena, y aparenta, solo eso, en su doble y sonante doble apellido, a su pretendida sangre española. Pero es un vividor empedernido, al que nada le ata, y que pretende vivir así siempre, aparentando, viviendo.

Hasta que la vida le presenta otros planes, otro camino, y el personaje gira hacia un futuro que nunca creyó tener que encarar.

Esta es una novela agradable a la lectura, con cientos de términos propios de Ecuador, o de Quito, que enriquecen la lectura, al lector. Un acierto de Drácena Ediciones volver a la vida a este pintoresco Luis Alfonso Romero y Flores.

Francisco Javier Illán Vivas

viernes, 23 de diciembre de 2016

La pasión según Dioniso, de Pedro Juan Gomila Martorell (Reseña nº 796)

Pedro Juan Gomila Martorell
La pasión según Dioniso
Editorial La Lucerna, octubre 2016

Con cada nuevo poemario, Pedro Juan Gomila nos va acercando al final de una autobiografía en poesía. Una biografía de la que ya hemos leído, con anterioridad, dos apartados (Ver AQUÍ y AQUÍ), y que con el presente, llegamos ya casi al tramo final, el más cercano, el más doloroso, o el inicial, aquel en el que todo comenzó. Porque el poema del cual el autor se sirve para darnos como en bandeja lo que quiere que conozcamos, no tiene por qué ser cronológico.

Este lector cree que estamos ante el momento más personal, puede que más dramático, la escena clave de la ópera, el aria que todos recordaremos siempre.

Remover el espíritu del lector con estos poemas vestidos de tragedia, de pasión, ya nos avisa el título, con claras connotaciones religiosas, silencios que se escuchan desde cualquier palco del teatro de la vida. Poemas que nos acercan a la realidad del autor, no hay duda alguna para el espectador-lector («La escena va quedando sumida en silencio de eclipse. De repente, ruido de espadas. Golpes. Furia. Pausa larga. Ahora se oye la voz de Pedro», pág 68, para encarar la lectura del final).

Estamos alcanzando el final de la tetralogía de Eidolon, y con cada nueva entrega, Pedro Juan Gomila nos desvela su mundo, abierto en canal, sin prenda alguna que lo cubra.

Francisco Javier Illán Vivas

jueves, 22 de diciembre de 2016

Selección poética de José Martínez Giménez



SI MI ALMA MUERE

 Si mi alma muere lejos
y no en la tierra que ama ,
llevadla al pie de limoneros
y nombrad la manigera
de podadores y obreros,
de regaores huertanos,
de su azahar que tanto quiero,
del que siempre
profundo exhalar deseo.

Condecorad a mi garganta
con la insignia limonera,
en tantos años de ausencia
nunca dejó de hablar:
de sus verdes hojas,
de sus troncos y ramas
de su flor blanca rosada,
de su constante brillar amarillo ,
de los hombres que la cuidan,
 que cuánto trabajarán.

Si mi alma muere
y no en la tierra que ama,
llevadla al pie de limoneros
y nombrad la manigera
para que no sufra más.




CUANDO EL ESTE, ERA EL ESTE, Y EL SOL CONTINUABA NACIENDO
(Dos semanas antes de la libertad total-25/10/1989)

Esta noche me hallo desplazado , ausente
del aposento que cada ida, a la noche
el sol con el opaco crepúsculo deja
y mi mente desasosegada e inquieta
con ahínco empuja a lo inmenso de ensueño.
He visto estrellas fulgurantes, haladas,
con sus colas inmensamente alargadas
lotando sin rumbo fijo entre nubes,
me he dejado impregnar por rocío y escarcha,
a mi alcance sobrevolaban mil naves
de algún planeta para mí desconocido,
repleto de seres vivientes sin habla
enmudecidos sin poseer propia palabra,
he acompañado en todo su ciclo al alba
desde su inicio hasta su diaria conclusión
y su resplandor opaco " no abrasaba "
en su recorrido monótono y cierto,
pero muy severamente ensombrecido
porque bajo ella, solo ingratitud se halla.
He volado sobre tierras ásperas
y de esta manera sé, de gentes
que sin vacilación y entereza
hoy mismo desafiarían a la muerte
a cambio de vivir en lo fértil
en el mismo plano, junto al hombre
libre de opresiones y de llantos,
de carencias y desencantos ausentes,
libres de venganzas y rencores,
con libertad de izar o recoger
y mostrar su forma o expresiones ,
 salir, entrar, trasnochar, madrugar,
 libertad , libertad sin temores.
Después de circundar el espacio
transido, al volver de mi ausencia " supe "
 que realmente sí que había soñado,
mas nunca lamenté ni un instante
el haberme trasladado un rato,
que el planeta era Tierra ahora sé,
que las gentes henchidas de deseos
moran cerca de aquí, justo al Este,
todos eran poseedores de voz
pero sus gritos, enterrados siempre.




NUMEN VIEJO TESORO. POESIA 2007 –
E l amor es fragante como un ramo de rosas.
- Juana de Ibarbourou 1885, poeta Uruguaya.

Como las rosas en la primavera húmeda
 lleva el amor la fragancia en la bondad,
y Eros al conjugar amor, por tener facultad,
deja la fresca umbría, en fuego de solana queda.

 De salvajes amapolas y geranios rosados
cada noche, trae a mi lecho sutil aroma,
y la roja sangre, más bulliciosa se torna
siendo por mi incontenido rostro delatado.

Todos mis años y carne, beben de esa esencia,
y él, aúna todas tus cosechas otoñales
para que mi corazón goce con transparencia,
y a mi pecho llegan, como celosías banales
perfumes de nortes fríos y aguas de existencia,
 y el tiempo unge mi piel, con caricias naturales.